domingo, 29 de diciembre de 2013

Retornos


En algún lugar entre la sopa primordial y el celular, nuestas mentes inventaron un modo furtivo para corregir nuestros errores y decepciones, León Festinger lo llamó disonancia cognitiva.Lo peor de todo es que funciona,aunque sólo sea por un tiempo.
La habilidad de la mente para engañarse a si misma casi no conoce límites.Pero con el tiempo, nuestra suerte viene a nuestros sentidos,el humo se desvanece, y vemos las cosas como son realmente.
Hay un fenómeno que algunas personas experimentan, aquellas que han perdido un brazo o una pierna,llamado "miembro fantasma".Sienten dolor, calor, frío,incluso movimiento, a pesar del hecho de que, estricta y científicamente hablando, no hay nada ahí.Es como si el cuerpo no puede aceptar que algo tan esencial como una parte del mismo ha desaparecido...
El recuerdo de que siempre ha estado ahí es tan fuerte que incluso su clara y repentina ausencia,la conexión no puede negarse.
Nuestros hijos son nuestros miembros fantasmas.Incluso cuando nos dejan,realmente nunca se van.Vuelven de tiempo en tiempo, cuando necesitan a lavar la ropa, cuando tienen que seguir sus estudios, por un hombro donde llorar o con las manos llenas de regalos, o para bailar contigo en la boda de un amigo.Y esos tempranos días errantes y de insomnio... que juraste que nunca terminarían de algún modo lo han hecho.Entonces pestañeas, alzas la vista, y encuentras un novio con barba y una camioneta en la puerta de tu casa.

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