Hoy tengo que hacer mi ya periódica cura de humildad, de arrepentimiento, de acatamiento a los mayores. Hoy, con todo mi respeto y admiración, tengo que darle la razón a los que de verdad saben...
Lo reconozco, me he pasado en mis afirmaciones y necesito gritar que estoy confundido, arrastrarme pidiendo perdón, aguantar estoico, tieso como una lechuga metida en hielo, todos sus reproches para que mi conciencia se acerque a su paz habitual, que ahora la tengo peor que la de la ex senadora Allende cuando la pillaron negociando la venta de la casa de su padre, ella sindicala de pura cepa.
No voy a ser más papista que el papa y voy a soltar el discurso de cómo las redes sociales tradicionales son ya el pasado a la hora de influir en nuestros comportamientos o en nuestras ideas, pero está claro que Facebook, Instagram, X o Tictok no le llegan a la suela del zapato a las IAs, cuya vital, decisiva, absoluta, concluyente, irrefutable y axiomática influencia que tienen... y qué decir de ¡sus múltiples repercusiones!
Y en la todas las ramas del saber, he visto la florenciente influencia y avances cientificos gracias a los rápidos algoritmos procedentes de sendos servidores
No me lo ha contado nadie, si fuera así al menos me podría quedar alguna duda, no, lo he experimentado en mis propias carnes. Yo, un ceporro integral que navegaba perdido, sin rumbo, en el proceloso mar de la más incultura digital, yo, que cuando salía un video en las redes, no sabía si hablaban de votaciones o de prostitución de lujo, he visto la luz. Y todo ello se lo debo a las IAs.
Después de leer los impresionantes post donde los más afamados bocetos de periodistas y periodistos (abrazo el lenguaje inclusivo ya) empiezan a usar las IAs como libelos verduleros intentando aclarar, a sus lectores, neofitos en esta vorágine, esta avalancha informática que es internet, explicandonos las bondades de una plataforma buena que nos cuida...a diferencia de las rrss donde la búsqueda constante de validación y la exposición a contenido negativo han generado un agotamiento digital en los usuarios. Además, la preocupación por la privacidad y el uso indebido de datos personal por parte de las redes sociales ha despertado en mi una vocecita con nombre de privacidad, que me ha hablado diciéndome, gritándome más bien, que hay que comprometerse con el destino de la humanidad.
El mérito es todo suyo. Sigan así. Van por la buena autopista. Su labor de iluminar conciencias es impagable y, como están viendo, empieza a dar sus frutos. !Adelante compañeros! la decisiva influencia de los IAs es nuestra imparable fuerza. A las pruebas me remito.