
jueves, 28 de octubre de 2010
libertad y verdad

sábado, 23 de octubre de 2010
Máscaras

Cada vez que me pongo una máscara para tapar mi realidad, fingiendo ser lo que no soy, fingiendo no ser lo que soy, lo hago para atraer a la gente.
Luego descubro que solo atraigo a otros enmascarados, alejando a los demás, debido a un estorbo: la máscara. Uso la máscara para evitar que la gente vea mis debilidades; luego descubro que al no ver mi humanidad, los demás no me quieren por lo que soy, sino por la máscara. Uso una máscara para preservar mis amistades; luego descubro que si pierdo un amigo por haber sido auténtico, realmente no era amigo mío, sino de la máscara. Me pongo una máscara para evitar ofender a alguien y ser diplomático; luego descubro, que aquello que más ofende a las personas con las que quiero intimar, es la máscara. Me pongo una máscara, convencido de que es lo mejor que puedo hacer para ser amado.
Luego descubro la triste paradoja: lo que más deseo lograr con mis máscaras, es precisamente lo que impido con ellas.
martes, 19 de octubre de 2010
Fe de erratas
viernes, 15 de octubre de 2010
Desaparecidos

Hoy me puse a pensar en lo impensable para escribir lo impublicable y luego retornar donde nunca deberia haber retornado. (me persiguen llantos, gritos y fantasmas...me pregunto porque.)
Etiquetas:
Dictaduras,
historia,
relaciones humanas
miércoles, 13 de octubre de 2010
Luz
martes, 12 de octubre de 2010
En silencio... se ama

La vida es un concierto.
Su música sólo dura el tiempo que tardan las notas en expirar en el aire. Cuando termina el concierto, único e irrepetible, los instrumentos vuelven a sus sarcófagos, de donde sólo volverán a salir para interpretar una nueva música, tal vez la misma, pero nunca igual. Hay vidas que esconden su último trance entre la algarabía apoteósica de toda la orquesta, mientras que otras caminan tranquilas hacia la nota postrera, delicada como un suspiro casi imperceptible, que anunciará su extinción. Cuando el concierto concluye con el fragor de todos los instrumentos, el público tiende a aplaudir antes de que la música haya cesado del todo. La ovación se encadena, así, con las notas enardecidas que aún vibran en el aire. Sin embargo, cuando la interpretación se consuma con una de esas notas tenues y solitarias del último instrumento en activo, la audiencia suele guardar un segundo de silencio antes de proceder a la aclamación.
sábado, 9 de octubre de 2010
Tiempo

Escuchar la palabra y no atender al ínfimo palpitar de la voz que la pronuncia. Perderse el acorde desgarrado de un adiós cualquiera en una estación de tren, una exhalación, un nunca vuelvas o un gracias lanzado al aire como quien desecha un cartón vacío. No sentir la piel estremecerse, el espasmo imperceptible y cotidiano de los cuerpos que se tocan. No atrapar el destello en la mirada fortuita, la opacidad inerme del tiempo en sus pupilas. Ignorar la renguera de un corazón mutilado de latires, la mueca distraída de la imbecilidad mejor lograda. Deberían ser pecado estos olvidos. Condenada la torpeza de sucumbir a esa impresión precaria y obvia. El cuerpo habla y calla lo que le pasa al hombre, y la palabra no conoce de buenos entendidos. Adolece la falta de los significados que en el cuerpo abundan. Siempre difiere lo que se dice de lo que se escucha, y las dos cosas difieren al unísono de lo que realmente pasa.
A veces, no es fácil asimilar el paso del tiempo. Yo quiero quedarme donde estoy, sin que nada me mueva. Notar el susurro de la brisa, ver salir el sol, regar mis plantas a diario, tu beso de los buenos días... Y que el tiempo siga parado a mi antojo, como si fuera algo que dependiera de mi.Pero no es la realidad. Me levanté a las 4:30 y son ya las 6:30. Dos horas han pasado, y el que está estático soy yo. A la deriva, a merced de los instantes
viernes, 8 de octubre de 2010
Sobre pájaros y cantos

Primera entrega.
martes, 5 de octubre de 2010
Jaque mate

Edwin Morgan.
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