viernes, 23 de abril de 2010

Guerras



En vísperas de la instalación del nazismo, Albert Einstein escribió a Sigmund Freud una carta (30-VII-1932) en la que preguntaba: (...) "¿existe un medio de liberar a los hombres de la maldición de la guerra?". Freud se tomó dos meses para pensar, pero su extensa respuesta no es un dechado de esperanza: "... Sólo es posible impedir con seguridad las guerras si los hombres se ponen de acuerdo en establecer un poder central al cual se le conferiría la solución de todos los conflictos de intereses". Freud se mostraba incrédulo en la voluntad de los hombres de conferirle a ese poder central (entonces la Liga de Naciones) suficiente poder autónomo. En busca de una esperanza menos utópica sugiere: "todo lo que impulse la evolución cultural obra contra la guerra".

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