miércoles, 18 de mayo de 2016

Duelo

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“La muerte es una vieja historia, y sin embargo, siempre resulta nueva para alguien” Iván Turgeniev

Ninguna situación es más dolorosa que la pérdida de un ser querido, y ninguna que hayamos vivido nos hace pensar mas, que el dolor y la tristeza se quedarán para siempre y no podremos salir de esto y empezar de nuevo.  A todo este proceso, le llamamos DUELO.

En 1969, la psiquiatra suizo-estadounidense Elisabeth Kübler-Ross (1926-2004) en su libro On death and dying, presentó lo que es conocido comúnmente como las cinco etapas del duelo: Negación, Ira, Negociación, Depresión y Aceptacion; las personas que llegan a esta última fase los han hecho porque recibieron acompañamiento durante el proceso. Esta fase es la más añorada por las personas que viven el duelo, ya que experimentan paz en su corazón y pueden ¡empezar de nuevo!

Hoy debo asistir a un amigo en su pérdida, he leído todo lo que he podido sobre dolor, pérdida y duelo pero nunca es fácil y lo sé porque cometerénuevamente los mismos errores... 
Hay una cosa que decimos cuando alguien muere. Se la decimos a la familia. Decimos: Siento su pérdida. Es una frase trillada y vacía que no alcanza a cubrir lo que están pasando realmente. Nos permite empatizar sin obligarnos a sentir su desolación. Nos protege de sentir ese dolor. Ese oscuro, profundo e implacable dolor que casi puede comerte vivo. No nos implicarnos demasiado. Pero si sintiéramos un poco del amor, la alegría y las esperanzas con que nuestros amigos están diciendo adiós, tal vez sentirimos realmente la pena, y muchas veces por miedo a sufrir, dejámos a un lado la empatía. Así que decimos: Siento su pérdida. Y esperamos que sirva de algo. Que sea un poquito de apoyo. Un poquito de paz. Un cierre. Algo bueno. Un poco de belleza en medio de la oscuridad. Un regalo inesperado cuando más se necesita.


lunes, 1 de febrero de 2016

Depresión



Hoy me encuentro deprimido.No sé realmente cual es la fuente de mi depresión, pero me encanta. Me permite ver las cosas desde un punto de vista totalmente diferente al usual. Me permite darme cuenta que todo es un vano esfuerzo tras el viento y que la carrera no le pertenece al veloz, ni la batalla al fuerte, porque el suceso imprevisto le acaece a todos por igual. Y esta se hace aún más significativa cuando empiezo a recordar los momentos felices en medio de este de dolor, como lo dijera Nietzsche ...ah! que nostálgico me siento, la verdad que me satisface tanto que casi me cura la depresión. Por eso, antes de que se me pase este bello estado de melancolía y dolor, quiero compartir con uds. un poema de Petrarca. Y que ninguno me argumente que la depresión no tiene sus méritos, porque si los tiene. En realidad, sin ella no podríamos disfrutar de los destellos de felicidad que a veces creemos poseer!! ¿Cómo más podríamos conocer el contraste y la diferencia?


¿PARA QUE?

"Empezar vacilantes (¿Que mañana?) el camino.
Ir a tientas subiendo en continuo esperar.
Tropezar, levantarse para
de nuevo tropezar. Siempre por ruta
incierta, con caminar mohino.

Sere víctima de todo. Ser juguete del sino. Creer
siempre al principio, y siempre al fin dudar.
¡Luchar! ¡Luchar sin trégua y rara vez triunfar!
!Esclavos del ocaso, peleles del destino!

Al fin, ya recorridos dos tercios de jornada, ver
que nada se puede, que no se sabe nada, y
cada vez más torpes continuar la ruta...
Hasta que al fin vencidos. el débil como el fuerte
dar, tras inútil vida, en más, inútil muerte...
Santo o demonio al cabo, ¡Un vaso de cicuta!

Petrarca