martes, 10 de noviembre de 2009

Rencores

En otro tiempo, los ejércitos cargaban pesadas balas de cañón, temerosos de toparse pronto con el enemigo y no tener con que dispararle. En términos de gravedad específica, los rencores son casi tan pesados como las balas de cañón. Pero resulta inútil llevar contigo los rencores. Lo más probable es que “el enemigo” ni siquiera advierta tu enemistad, y de seguro le asombraría al enterarse de que tú has estado acechándolo con una bala de cañón en el bolsillo.
Por tanto revisa tus rencores, haz lo que los ejércitos hacen al terminar las hostilidades, despréndete de todas las balas de cañón, y sorpréndete de lo fácil que es andar por la vida sin ese peso.

1 comentario:

  1. Si, a veces pienso que algunos de mis enemigos puede que sean imaginarios.

    Sabios consejos.

    Saludos.

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