Había una vez una nave de velas rojas, cuya tripulación estaba compuesta por un grupo de expertos navegantes, que inició un viaje hacia los confines de la realidad, con la intrépida misión de acorralar, capturar, someter a juicio y exterminar a ese siniestro diseño que estrangula con su pretenciosa determinación la danza de los duendes y las hadas.
El fabuloso navío logró escapar sin ser descubierto del mundo de las identidades perpetuas y navegó junto a las costas del censo sin dejarse atrapar por el magnetismo de esas tierras. En la isla de las proyecciones continuas sostuvo una tremenda y desgarradora batalla con las sinapsis subliminales que manipulan el sueño colectivo, a través del fluido de las palabras se introdujeron en la cabina de la mente reactiva – que automatiza la belleza animal de los cuerpos- y sabotearon los controles. Se internaron en los tumultuosos ríos subterráneos del terror latiente y rescataron a todos los náufragos del miedo; cañonearon y hundieron las geometrías perversas instaladas en las praderas de la luz, hasta que alcanzaron el núcleo tenebroso de la pesadilla.
Narra la leyenda que el color rojo de las velas del barco es el reflejo que se produce en el amanecer y el atardecer de los instantes, cuando la eternidad refresca las conciencias sumergidas en la pesadilla del tiempo y también narra la leyenda que en todos los puertos existen magos que al anochecer se internan en los bosques para iluminar con sus rudimentarios faroles la noche de los jóvenes lobos que habitan en la fronda de las pasiones, los magos echan sus canciones sobre las cimas de los bosques y los lobos aúllan.
Y en las proas y las popas y las cantinas de esos viajes legendarios, en el corazón de los amores magos, en las manadas de los nobles lobos que huyen de los caminos para no ser atrapados por la perversidad de la trama, se escucha esa canción, una melodía narcótica que va intoxicando los diseños del destino.Una melodía invencible… Y aquí estoy esperando el barco de velas rojas en el atardecer del tiempo.
jueves, 3 de diciembre de 2009
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Que tengas buena travesía.
ResponderEliminarSaludos.
Me encanta lo que has escrito,esa mezcla de sueño,de leyenda y ojalá de realidad...
ResponderEliminarBuen viaje.
un fuerte abrazo