
Desde el 11 de julio de 1859, ajustar los relojes con las campanadas del Big-Ben (el Gran Benjamín) llegó a ser una costumbre entre los ingleses tan afectos a los horarios. Depositario de una exactitud a toda prueba, primero en londres y después en toda Inglaterra -al ser transmitidas sus campanadas por la BBC- se transformó en un símbolo de la puntualidad británica, más aun al soportar estóicamente la prueba que significó la II Guerra Mundial, los bombarderos alemanes se ensañaron con la capital pero el Big-ben no pudo ser callado. Pero sorpresivamente el 15 de septiembre de 1979, a las 10.45 el Big-Ben dejó oir sólo tres de las cuatro campanadas correspondientes, ni los mejores relojeros del reino, ni el mismisimo Scotland Yard pudieron dar una explicacón satisfactoria para el "ding" perdido.
Nada pasa al inexorable paso del tiempo, porque el tiempo:
-pasa
el tiempo:
-vuela
el tiempo:
-no se detiene...
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